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Jesús Tíscar Jandra

Detesto las macetas, pero nací en Jaén el mismo día en que Rodesia rompió sus vínculos con el Imperio Británico y se declaró como república, ya era hora. Escribí mi primera novela a los 9 años. Publiqué por primera vez (dos cuentos) a los 17, en un periódico local. Entré de botones en una gestoría. A los 18 quedé entre los finalistas de La Sonrisa Vertical, ganó la Lulú de una tal Almudena Grandes, me estrené con los canapés consumidos de pie y conocí a Berlanga, Charo López y Juan Marsé. Amo las navajas. Obtuve mis primeros dineros escribiendo en una revista que se llamaba Bulevar y en otra que se llamaba Alsur. Gané varias veces un premio literario del Ayuntamiento de Cádiz, en tiempos de Teófila. Siguieron más premios, le cogí el tranquillo a esas cosas, dinero gratis. Mido 1,84. Me tembló el cuerpo entero cuando vi, extendidos sobre una larguísima mesa en Villanueva de la Serena, los ejemplares en tapa dura y con sobrecubierta de mi novela La Poetisa (Algaida), vencedora del «Felipe Trigo» en 2005. Escribí opinión diaria durante 10 años, fui maltratado por ello, hasta que me echaron. Peso 90 kilos. Me marché a Murcia a bañarme en el Mar Menor, hasta que se pudrió. Escribí La japonesa calva (Edaf), vi que me había salido una novela negra, aunque rara, y la envié al «Ciudad de Getafe», del que salí vencedor y con diez mil euros preciosos. Me compré un jamón. Tengo alma de señorito. El resto de mi obra publicada atiende a los siguientes títulos: Vía Crucis (Relato de una noche perdida), Colección de impresentables, 12 cuentos con premio (Diputación de Jaén), La camarera que me escupía en los chupitos de whisky (y otros 15 relatos pellejos) (Baraka Project), Memorias de un gusano (Ediciones RaRo), Yo, señor, no soy malo (Tierra Trivium), Los pimientos y otros cuentos indigestos (Alpistes & Membretes) Diario inusitado de un tipo en desuso y La carcunda (Marli Brosgen). Actualmente resido en Madrid, provincia de Lavapiés.

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